SAN NICOLÁS HOUSE

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El entorno, este es sin lugar a duda el mayor valor proyectual tenido en cuenta cuando nos posicionamos sobre el lugar. La presencia de la vivienda debía ser mínima, su impacto, su materialidad, su tonalidad, el paisaje que durante años ha teñido de verde toda la zona…. Todos estos factores, fueron determinantes durante la primera etapa de dibujo y reflexión. 

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La relación directa con el mar mediterráneo y su entorno arbóreo tan característicos de la zona de actuación, poseía un peso extremadamente grande como para ser despreciado. 

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El otro factor determinante en la ecuación, fue la gran diferencia de altura a la que debía posicionarse la vivienda. Sus doce metros de desnivel desde su acceso hizo plantearnos lecturas distintas de acceso a la misma. Por ello se adoptó una disposición inversa. El acceso a la vivienda se plantea a través de la cubierta; Buscando así que desde el momento en que se accediese al interior de la parcela, se experimente un recorrido que nos proyecta a una inmersión directa con el mar y con el entorno inmediato. 

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La bajada a través de las escaleras, nos conecta de nuevo con más agua, en este caso cambiando el mar por la piscina, sin abandonar la pinada de fondo de perspectiva permanente. Abriendo la escalera hacia el muro conseguimos inyectar luz cenital a través del hueco generado, consiguiendo iluminar las plantas inferiores. 

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Una vez hemos bajado la primera planta, nos encontramos con la puerta de acceso principal al interior de la vivienda. Al abrir la puerta seguimos encontrándonos con el mar mediterráneo, pero en este caso, lo hemos trasladado al interior del salón comedor cocina, un espacio abierto al norte y al este, buscando la luz del amanecer y las visuales del mar. La gran apertura del este nos conecta con la piscina y la terraza exterior. Debido al gran desnivel que tiene la parcela, se ha optado por adaptarla en la medida de lo posible a la topografía del terreno y generar diferentes zonas estanciales, todas ellas vinculadas en cierta manera a la estancia interior que le sirve. 

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Los espacios y necesidades fueron conformando de forma natural la arquitectura que terminó definiendo la vivienda. Dos piezas marcadas por su cambio de materialidad y su uso terminaron de determinar la visual exterior.

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Una gran masa pétrea conformaba la primera unión al volumen principal, ubicando en ella la terraza exterior en su nivel inferior y la zona de aparcamiento en su cubierta. El segundo volumen al que se adhiere quedó definido por dos rasgaduras, una adelantada sobre la primera para conformar un voladizo y una zona estancial en su planta inferior. 

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Su materialidad quedó unida a la masa pétrea en su tonalidad, para ello empleamos el uso del hormigón blanco, para buscar en todo momento la relación cromática con la arena del mar mediterráneo. La paleta cromática de la arena, desde sus tonalidades más claras con el empleo de colores más cremosos y beiges, fue empleando en todos los muros exteriores e interiores de la vivienda. Parte de las paredes del salón fueron revestidas de madera lacada mediante la mezcla del color blanco roto con unas pizcas de ocre, quedando el resto de las paredes de hormigón blanco, confiriendo al espacio de un carácter único. Las tonalidades más oscuras, más arenosas, las elegimos para el pavimento de la vivienda, empleando una pieza de color beige de gran formato tanto para el interior como para el exterior de la vivienda. 

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Siguiendo el recorrido por el interior de la vivienda, en la planta principal también nos encontramos el dormitorio principal, dejando los dormitorios de los niños en la planta inferior, dotando a la vivienda de mayor independencia de usos al disponer estos últimos de accesos independientes por exterior. Al ser una vivienda de verano siempre se predispone a tener usos muy diversos y más aún cuando todos sus habitantes tienen edades diversas. 

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En la bajada a la planta inferior nos abrimos al cielo para inyectar de luz natural este espacio y la zona ajardinada con vegetación tropical que se alberga justo en la parte inferior de la escalera. Un espacio verde que nos ayuda a oxigenar la que podría ser la zona más oscura de la vivienda. En esta planta nos encontramos dos dormitorios con sendos baños en su interior. 

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Una vez en el interior de los mismos, el mediterráneo nos sigue llamando; Gracias a la inexistencia de edificaciones en sus inmediaciones, la sensación de aislamiento y silencio se incrementa.

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CARLES FAUS ARQUITECTURA